Era, precisamente, mi ultimo dia en un primaveral y lluvioso Oslo CUANDO el caprichoso destino quiso "regalarme" un sorpresa despues de un pesado destacamento.
No se muy bien por que lo hice... pero asi fue; quiza porque Ya tenia preparada las maletas cuando sali de la residencia hacia un pub frecuentado por españoles y al que soliamos acudir las tripulaciones y algunos otros españoles en nuestros escasos ratos libres para tomar alguna cerveza libre de toda sospecha (Carlsberg) asi como para tener la oportunidad de poder relacionarnos con otras personas en el idioma materno. El camino hasta alli fue un tanto largo... que no pesado, pues tarde lo que quise tardar ya que siempre me gusta saborear cada rincon y cada calle de los lugares que visito, no importa si con mas o menos frecuencia.
El ambiente de aquel lugar ese dia era tranquilo. Sin nadie "conocido" alrededor me sente en la barra absorta en mis pensamientos. Habia una chica casi enfrente de mi: tomaba una cerveza mientras hablaba distendida y se reia con el camarero del local; era obvio que se conocian. No la mire mucho... pero al cabo de un rato, sin saber como ni apenas darme cuenta... la tenia al lado. Se dirigio a mi con una inmensa parrafada en el ese idioma de las cabernas que creo nunca jamas terminare de aprender por mas horas que eche y Volha se empeñe... hasta que la "eche el alto" con un escueto, pero claro, "excuse me" y la palma de la mano en señal de "stop". Jamas se me ourrio pensar que yo podia tener aspecto de guiri... pero mucho menos que me confundiesen con alguien de aquel pais!!!. En ese preciso instante descubri que no era rubia platino, aunque si de pelo claro y piel muy blanca, con una inmensa melena recogida aquel dia por una coleta. Entonces se rio con ganas y disculpandose en un perfecto ingles paso a presentarse con un beso en la mejilla: se llama(ba) Kris... y yo continue con su iniciativa de presentacion. No se que quien se sorprendio mas... si ella por el hecho de que yo, siendo española, no me llamase Maria, o yo... por todos los idiomas que ella habla.
Por algun motivo congeniamos bien; tal vez ambas huiamos de algo o, precisamente lo contrario, necesitabamos encontrarnos con nosotras mismas: nuestra historia convergia en muchos puntos... casi tantos como en los que divergia. La conversacion fluia sin esfuerzo y las cervezas entraban solas; apenas mirabamos otra cosa que no fueran los ojos de la otra en miradas complices de algo que, por aquel entonces, aun desconocia(mos). Pasamos horas sentadas en aquella barra riendo, penando, contandonos anecdotas e historias pasadas; ella me hablaba de aquel, su pais, de los lugares tipicos... y yo del mio mostrandose extremadamente curiosa por la "jaula"... muy conocida por aquellas latitudes aunque, curiosamente, no tanto como la Noruega Mediterranea Alfaz del Pi.
Cuando saliamos del bar llovia con mas insistencia. Ya era noche cerrada y comenzamos a andar (a zancadas) en la misma direccion, camino de la residencia. En un momento dado, ella se detuvo en seco... señalando algun lugar con el dedo; me cogio del brazo y, corriendo nuevamente, me acerco a un lugar en el que habia unas vistas magicas de la Oslo Domkirke iluminada, todo un regalo para mi ultima noche alli: el lugar mas bonito de Oslo y acompañada de la vikinga mas simpatica guapa de toda Noruega...